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Bendición del icono de María Inmaculada en Beit Sahour

La capilla ha sido íntegramente financiada por la Comisaría española de Tierra Santa de la provincia de la Inmaculada Concepción

Hoy 2 de abril, se ha colocado el icono principal de María Inmaculada en la capilla de la Inmaculada, en el Campo de los Pastores en Beit Sahour, que ha sido íntegramente sufragada por donaciones españolas a la Comisaría de Tierra Santa de la provincia de la Inmaculada. A su vez, se han instalado las 14 estaciones del Via Crucis, realizadas en bronce, calado con luz detrás y con una reliquia del Calvario en cada una de ellas.

En la oración han estado presentes el ecónomo de la Custodia, fray Tony Choucry, fray Manuel D. Lama, de la fraternidad anterior que inició el proyecto de las capillas en el Campo de los Pastores, fray Tadeo, guardián de la nueva fraternidad en el Campo de los Pastores, Maria José Fernández, dama de la Orden del Santo Sepulcro, María Cruz, hermana española consagrada, y todos los peregrinos de la “Peregrinación de la Esperanza”, entre los que se encontraba fray Luis Quintana, coordinador del proyecto desde que se inició en 2018, Rafael Martínez, presidente de la Asociación Española de Amigos de Tierra Santa y el propio pintor de la imagen de la Virgen, Miguel Ángel Laguna, quien acudió acompañado por toda su familia. “Supone una inmensa emoción y un gran orgullo ver a la Virgen colocada aquí, en su capilla, y haber podido venir con mi familia a su bendición”, ha comentado el artista.

El acto ha consistido en la proclamación del Evangelio del anuncio del ángel a los pastores en el Campo de los Pastores, en Beit Sahour. Posteriormente se entonó el canto de “Tota pulchra” y se realizó una oración para concluir con un villancico que ha sido interpretado por Miguel Ángel Laguna.

Desde la revista Tierra Santa hemos ido informando, periódicamente, de los avances de las obras: en el número 71, correspondiente a los meses de septiembre-octubre de 2023 escribimos sobre la evolución del proyecto y la consagración de la capilla, y en el número 72 (noviembre-diciembre del mismo año) entrevistamos al artista que está realizando los retablos de la capilla, Miguel Ángel Laguna. Y así lo seguiremos haciendo.

En los próximos meses esperamos que se concluyan el resto del retablo para que pueda ser inaugurada más adelante y los peregrinos puedan visitarla y celebrar allí la Eucaristía.

Centro de Tierra Santa

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Pascua de resurrección 2024

El Ministro provincial, Fray Joaquín Zurera Ribó, envía un saludo con motivo de la Pascua de Resurrección 2024.

A todos los hermanos, a las hermanas contemplativas, a los hermanos de la OFS y a todos los que, de un modo u otro, estáis vinculados al carisma franciscano: La Vida ha vencido, Cristo está vivo y presente entre nosotros: ¡Aleluya!

El Evangelio de Juan nos narra que, cuando los primeros discípulos siguieron a Jesús, el Cordero de Dios, la primera pregunta que les lanzó Éste al volverse, fue: «¿Qué buscáis?». En el momento de la entrega en el Huerto de los Olivos, Jesús se adelanta a los soldados
que vienen a prenderlo y les lanza otra pregunta: «¿A quién buscáis?». Hoy nuestra búsqueda tiene un rostro y una experiencia: buscamos a Jesús, el Crucificado que ha resucitado. Y consigo porta las llagas de la Pasión, transformadas y transfiguradas en unas cicatrices que generan vida y llaman a la Vida, pues la muerte ha sido vencida; el Crucificado no está en el sepulcro del olvido, sino que acompaña el camino de los que peregrinamos en este mundo, con la garantía de saber que nuestra vida tiene un sentido y una plenitud.
La experiencia de Francisco de Asís en el monte Alverna, de la que celebramos en 2024 los 800 años, nos habla del Amor y de la Misericordia de Dios, que se ha entregado por nosotros y que en su siervo Francisco ha permitido hacer realidad lo que pedía en su oración durante el retiro en torno a la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz: «La primera, que yo experimente en vida, en el alma y en el cuerpo, aquel dolor que tú, dulce Jesús, soportaste en la hora de tu acerbísima pasión; la segunda, que yo experimente en mi corazón, en la medida de lo posible, aquel amor sin medida en que tú, Hijo de Dios, ardías cuando te ofreciste a sufrir tantos padecimientos por nosotros pecadores» (Consideraciones 3).

Hoy son otros muchos los llagados y los que sufren, personas que requieren una experiencia de acompañamiento para encontrar sentido y no dejarse vencer ni desesperar ante las circunstancias más amargas. Y ahí está el Crucificado-Resucitado para darles una palabra de aliento y esperanza, palabras que tantos hombres y mujeres necesitan y buscan sin parar:

  1. Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mt 28,20): certeza que nos alienta para saber que nuestro camino es siempre acompañado por el que ha vencido al mal, al temor y a la muerte. Si Tú estás, nada nos puede hacer dudar.
  2. Vio y creyó (Jn 20,8): es la experiencia que marca un antes y un después en nuestra vida: creer ver para, dejar a un lado miedos que paralizan y lanzarte, abandonándote en las manos del Dios que teje los hilos de nuestra historia para que, al igual que María, saber dar nuestro hágase a la voluntad del Padre.
  3. Paz a vosotros (Jn 20,19): es la palabra que todos necesitamos en nuestro corazón: dejarnos inundar de la Paz que viene de lo alto, de Aquel que, en lugar de recriminar, despreciar y juzgar, consuela, levanta, envuelven en la compasión.
  4. En su nombre se predicará la conversión con el perdón de los pecados (Lc 24,47): sí, también en la Pascua; el Paso del Señor te llama a un nuevo camino, donde te alejes de lo que te distancia y sepas tender puentes de amor, donde habite la delicadeza, la ternura y el respeto. ¿De qué nos hemos de convertir para ser realmente Su pueblo?
  5. El buen pastor da la vida por las ovejas (Jn 10,11): el consuelo de saber que no abandonas y que todo lo arriesgas por todos los que el Padre te ha confiado.
  6. Permaneced en mi amor (Jn 15,10): para hundir nuestras raíces en el Señor y encontrar en Él la razón y el sentido de nuestro vivir, de nuestro orar, de nuestra entrega.
  7. Que os améis unos a otros como yo os he amado (Jn 15,12): ¡Qué mejor medida que Cristo! Nuestro baremo es muy reduccionista y conformista; el de Jesús es darse y entregarse de forma gratuita y libre por todos y cada uno.

No te quedes ahí de brazos cruzados como un muerto en el sepulcro. Ponte en camino y recuerda: El Señor está vivo y tú eres llamado a la Vida para siempre. ¡Vive y celebra la Buena Noticia!
Recibe un cordial abrazo

En Madrid, sede de la Curia provincial, a 30 de marzo de 2024

 

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Carta del Ministro General para la Pascua de 2024

Me dirijo a ustedes para expresarles mis buenos deseos de Pascua 2024 durante el V Domingo de Cuaresma, cuando el Evangelio de Juan proclama: “Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna” (Jn 12, 24-25). 
Examinemos juntos este entramado de muerte y vida, en el recuerdo del 800 aniversario de los estigmas de Francisco, signos misteriosos de su comunión amorosa con Cristo.

Centrado en la cruz

Todos los afanes del hombre de Dios, en público como en privado, se centraban en la cruz del Señor” (3C 2,2). 

La llave que nos lleva a entrar en el corazón de Francisco es la Cruz. Es decisiva para los que quieren abrazar esta forma de vida (1R 1,3); es el corazón la acción de gracias al Padre (1R 23,3); es el motivo de la oración de los hermanos en las Iglesias (Test 5); es nuestra única razón de gloria (Am 5); es la «Dicha perfecta». Es por lo cual Francisco nos pide encarecidamente que: 

“Tomad vuestros cuerpos y cargad con su santa cruz y seguid hasta el fin sus santísimos preceptos” (OP, Sal 7,8). 

Y Santa Clara se encuentra en la misma sintonía: 

Míralo hecho despreciable por ti y síguelo, hecha tú despreciable por Él en este mundo. Reina nobilísima, mira atentamente, considera, contempla, deseando imitarlo, a tu Esposo, el más hermoso de los hijos de los hombres, que, por tu salvación, se ha hecho el más vil de los hombres, despreciado, golpeado y flagelado de múltiples formas en todo su cuerpo, muriendo en medio de las mismas angustias de la cruz” (CtaCla2 19-20). 

Seguir a Cristo en su «humilde pobreza» está en el corazón de la llamada a Clara y a sus hermanas, lo que nos permite reconocer igualmente en su radicalidad la de Francisco.
Celebrar la Pascua de la muerte y de la resurrección en este año dedicado a las llagas nos lleva de nuevo a nosotros mismos, individuos y fraternidad, centrarnos la cruz gloriosa del Señor. 
Lo necesitamos urgentemente hoy en día, para responder al don de una vida franciscana hermosa y capaz de fascinación, no arrastrada y apagada. “El Espíritu del Señor y su santa operación” (2R 10,8) nos impulsa sin descanso a atravesar y superar los miedos y pecados que nos bloquean y nos obligan a protegernos. Interroguémonos sobre el modo cómo redescubrir hoy el encanto necesario para perder nuestra vida en el camino de la cruz y de la resurrección de Jesús y gastarla en el don generoso de nosotros mismos.
Que el Espíritu Creador nos infunda la audacia y la pasión de encontrar hoy los caminos y formas, incluso nuevas, de vivir como hermanos, hermanas y menores, contemplativos, en obediencia, sin nada propio y en castidad, peregrinos en la misión entre y con los pobres. 

Gozo y compasión

En el monte Alverna, tal como lo describe san Buenaventura, “experimentó en su corazón un gozo mezclado de dolor con aquella graciosa mirada con que se veía contemplado por Cristo bajo la imagen de un serafín; pero, al mismo tiempo el verlo clavado en la cruz era como una espada de dolor compasivo que atravesaba su alma” (LM XIII,3).

Francisco experimenta gozo y compasión en el encuentro con el Señor, sereno mientras está confinado en el bosque. Nos enseña que la Resurrección no se trata del final feliz después de la cruz, porque Cristo acepta voluntariamente entrar en el abismo de la muerte, entrega su vida al Padre y resucita ¡en el acto mismo de su muerte! 
Es en el Espíritu donde el poder de la resurrección fluye a través de las personas y la creación de diferentes maneras. He aquí las infinitas Pascuas del mundo, esos signos de vida y de muerte en los que el Espíritu de Cristo vivo está presente y actúa sin cesar, a menudo contra toda evidencia. 
Francisco experimentó el asco ante los leprosos como una especie de muerte, junto con la resurrección al «practicar la misericordia».  Clara vive esta alegría pascual en la relación con sus hermanas (cf. TestC 67-70). Ambos demostraron que lo que es molesto y amargo puede convertirse en dulzura, las primicias de una nueva vida. ¡La muerte no tiene la última palabra!

En esta Pascua, ¿cómo olvidar los numerosos signos de muerte y vida en lugares de guerra, violencia, abusos, desigualdad, hambre y el grito de nuestra casa común, la creación? ¡Cuántas Pascuas hay en el mundo! Aprendemos a reconocerlas como atraídas por Aquel que es “El Primero y el Ultimo, el que estuvo muerto y ha revivido” (Ap 2, 8b). Es una mirada contemplativa que nos ayuda a no quedarnos paralizados ante el mal, sino a convertirnos, con muchos ¡en constructores de vida resucitada!

Con estos sentimientos, queridos hermanos y hermanas, les deseo de «hacer la Pascua» “firmes y bien fundados en la fe, sin apartarse de la esperanza transmitida por la Buena Noticia” (Col 1, 23), nuestra profesión de vida. Permanezcamos cerca de quienes están marcados por las heridas de este tiempo, incluso entre nosotros. Permanecemos cerca de los pueblos de Tierra Santa en esta hora dolorosa, como lo estamos de Ucrania y de tantos otros.
Creemos que en ellos el Espíritu del Señor hace madurar brotes inimaginables de vida nueva.

Con la bendición de San Francisco les saludo fraternalmente, 
Hermano y siervo.

Fr. Massimo Fusarelli OFM. Ministro general
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Cuaresma. Exposición de Imágenes en Lucena

“No está aquí. Ha resucitado. Recordad cómo os habló estando todavía en Galilea, 7cuando dijo que el Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de hombres pecadores, ser crucificado y al tercer día resucitar». (Lucas 24,6-7) 

La Comunidad Franciscana de “MADRE DE DIOS” de Lucena y la Orden Franciscana Secular de Lucena, ha organizado una:

EXPOSICIÓN DE IMÁGENES Y CUADROS DE PROPIEDAD PRIVADA DE CRISTO Y DE LA VIRGEN EN EL CONVENTO “MADRE DE DIOS” DE LUCENA.

El Museo recoge imágenes aportadas por el Convento, los Hermanos de la O.F.S., fieles de Lucena y de los Pueblos colindantes.

La Exposición pretende ser una Catequesis sobre los Misterios de nuestra Fe: la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Para ello Hermanos y Hermanas de la Fraternidad de la O.F.S. atienden y explican a los que la visitan.

Dicha Exposición se inauguró el pasado Viernes 1 de Marzo y estará abierta hasta el día 22 del mismo mes.

Horario de visitas: 17,00h. a las 21,00h.

El día de la inauguración tuvo una gran afluencia de fieles.

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Hermano Francisco Baltanás Palomero, Hermano Ministro de la O.F.S. de Lucena.

Fr. Antonio Herrera Cruz ofm. Asistente.
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Encuentro de Zona en Belalcázar

En un encuentro espiritual y fraterno celebrado el 4 de marzo en el histórico monasterio de Santa Clara de la Columna, en Belalcázar, hermanos de diferentes conventos de la Provincia Franciscana de la Inmaculada se reunieron para compartir una jornada de reflexión y oración. Procedentes de El Palancar, Guadalupe, Cáceres, Córdoba y Lucena, los participantes comenzaron el día con una cálida bienvenida y una pequeña colación, seguida de un momento de oración en la capilla del monasterio junto a las Hermanas Clarisas, centrándose en las Cinco Llagas de Nuestro Padre San Francisco.

El evento contó con la presencia y la guía espiritual de Fray Manuel Muñoz García, quien ofreció una profunda reflexión sobre el significado y la importancia de los estigmas de San Francisco, no solo en su vida sino también en el caminar cristiano, marcado por el seguimiento y la semejanza con Cristo. Este momento de introspección dio paso a un intercambio de ideas y experiencias, moderado por Fray Manuel Díaz Buiza, en el cual se discutieron los diversos temas abordados en la formación permanente de los hermanos en sus respectivas comunidades.

La jornada culminó con la celebración de la Eucaristía en la iglesia del monasterio, donde Fray Manuel Díaz Buiza, quien presidió la ceremonia, compartió una reflexión cuaresmal inspirada en el Evangelio. Alrededor del mediodía, los hermanos y las hermanas compartieron un almuerzo fraterno, el cual incluyó los tradicionales dulces elaborados por las Hermanas Clarisas en su obrador.

Al concluir el Encuentro de Zona, los participantes expresaron su gratitud por la oportunidad de reunirse y fortalecer su fe. Algunos aprovecharon la ocasión para visitar el convento de Santa María de Guadalupe y la parroquia de Santiago el Mayor, lugares de significativa importancia religiosa y comunitaria. Este evento no solo reafirmó lazos de fraternidad entre los hermanos franciscanos, sino que también les permitió profundizar en su compromiso espiritual y en la imitación de Cristo, siguiendo el ejemplo de San Francisco.

Fray Jesús del Espino

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Encuentro formativo de Cuaresma en Jumilla

El  sábado 2 de  marzo, en  el convento de santa Ana de Jumilla, nos reunimos  22 hermanos  de las diferentes fraternidades de Levante  para  el encuentro formativo de Cuaresma (los hermanos de  Villareal no pudieron asistir por un pequeño incidente en el coche y los de Valencia estaban en la visita  Fraterna con el P. Provincial).

Tras  el café de bienvenida, en la Iglesia  realizamos nuestra oración con el tema: “Francisco, portador de las llagas de Cristo”. En el salón del convento,  Fray Alberto Ramos, Definidor Provincial, expuso el tema  sobre la celebración del VIII Centenario de los Estigmas de San francisco  y nuestro proceso de cristificación   personal y comunitario.

Los  representantes de las diversas  fraternidades expusieron las respuestas   al  cuestionario de la Formación Permanente que  versaba sobre este tema.

Concluyó la jornada  con  la comida fraterna que preparó la fraternidad anfitriona. El P. Juan Quesada  obsequió a las fraternidades unos recuerdos  de los 450 aniversario  de la presencia de los franciscanos en Jumilla. 

Fray Emilio Martínez, ofm.

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